martes, 8 de enero de 2013

Sola con S.

Varios nombres, varias caras, una verdad. Tanta feminidad me sobrecarga emocionalmente. Se me está olvidando esa verdad de tanto maquillaje que le pongo. Me pregunto si la estabilidad me desestabiliza. Me pregunto si soy yo o es que acaso hay alguien más ahí. Las velas y ésta canción me ponen triste, pero yo ya venía triste de la calle, no nos vamos a engañar a estas alturas. Y hablando de alturas, vértigo, siento eso. Me da vértigo todo esto, todo esto que no es absolutamente nada. La nada es inmensa, tan inmensa que  sobrepasa. La expresión repetida es "soy feliz" y de verdad que me lo creo, hasta que me lo dejo de creer. Porque ya no consigo distinguir si es verdad que soy feliz y éste, por ejemplo, es un momento de bajón sin importancia o si vivo sin vivir y me creo feliz y voy de feliz y me reafirmo. Total, vivo entre mentiras ¿porqué no me las iba a creer yo al final? En este momento me creo las dos opciones por completo. Igual es que ninguna de las dos es verdad o las dos un poco. 
Veo las cosas muy lejos y yo siempre he sido del "aquí y ahora". Supongo que esa fue mi eterna libertad y ahora me veo presa de mis propios anhelos. No le veo solución y si no hay solución no hay problema ¿no?




Te juro que no puedo más 
Pero me da igual, solo me dura un segundo.

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