lunes, 29 de octubre de 2012


Miedo.
 Miedo a lo desconocido. Miedo a lo que me digo a mi misma que conozco pero en realidad no tengo ni idea de como es. Miedo al miedo. Miedo a mi. Miedo a mi capacidad. Miedo a ti. Miedo a lo que puedas llegar a hacer en mí. Miedo a no tener miedo. 
Miedo.





miércoles, 24 de octubre de 2012

Hoy MUERDO.

Queridos lectores estoy cabreada. Estoy MUY harta de la gente.
Me cansan los inmaduros, los tíos que solo saben hablar de fútbol, sexo o exámenes, los que van de pobrecitos, los chulos de mierda, los canis de los cojones, que hoy he descubierto que siguen existiendo y poniendo su música en el transporte público molestando a los demás. Me aburre mucho la gente que no cambia en absoluto por más que pase el tiempo, los que se quejan de todo y los que siempre tienen una puñetera excusa para sus errores. Tengo un odio infinito a los ex-novios enganchados que no dejan vivir a mis amigas, me dan asco las parejas empalagosas y empiezan a tocarme mucho los ovarios las bromas y en general el tonteo de la gente. No soporto en absoluto a los que van de pasotas, a los que son bordes por naturaleza, a los que interpretan todo a su manera y ni mucho menos a los que piensan que sólo hay una manera de pensar.
En general hoy por hoy estoy harta de las relaciones, sean del tipo que sean. He perdido la fé y la confianza en la ilusión. No estoy triste, estoy enfadada, siempre he dicho que prefiero estar enfadada a triste, soy mucho más productiva y a veces desarrollo un sarcasmo mezclado con una faceta de cabrona muy divertida, si me molestan mucho.
Hoy estoy cansada, pero por una vez desde hace semanas no es cansancio físico, estoy cansada en otro aspecto, agotada, mentalmente agotada de soportar gilipolleces. Estoy harta de mi misma también, de tolerarlo todo. No paso NI UNA más.

Y ahora voy a poner ésta canción porque la he descubierto en la radio, me parece cojonuda y me sale de las  entrañas hacerlo aunque no pegue una mierda con la entrada del blog:



Si lo que vas a decir no es mejor que el silencio, cierra la boca. 


lunes, 22 de octubre de 2012

"Señorita".

Te abro la puerta y pasamos al lugar. Todo recto a la izquierda. La luz tenue ilumina nuestros rostros y llegamos a la gran mesa verde bajo la cual rechina la madera vieja de aquel acogedor lugar. "Un Nestea y una clara con limón, por favor". El sillón ya nos está esperando. Las palabras fluyen, se entremezclan en el ambiente envolviéndonos en nuestra propia burbuja. Los colores de la mesa se esparcen con el primer golpe y yo comienzo a sentenciarte  "voy a ganar una vez más". Se combinan mirada y movimiento. Tú te acercas a mi oído justo cuando voy a golpear, estoy nerviosa, pero no muevo ni un músculo de más. No juegas nada mal, pero mis palabras desvían la trayectoria de tus tiradas y vuelvo a salirme con la mía. Al fin y al cabo la victoria es lo de menos. Salimos a la calle. Llueve a cántaros, hace una noche preciosa o cierto fresco que me hace pegarme más a ti. En cualquier caso te cojo de la mano y vamos de camino al metro sin poder aguantar ni cuatro pasos para volvernos a besar. Llegamos al final y justo a la mitad volvemos a parar el tiempo el uno en el otro en algo que es más que un beso, que es prácticamente un intercambio de almas. Y ambos nos vamos en dirección contraria. Al final como en una película ambos nos giramos y nos volvemos a mirar. Y yo sigo caminando hasta desaparecer del todo.




Así y solo así quiero recordarlo. Así fue y nunca jamás será ese juego al que nos gustaba jugar y el cual sabíamos que en algún momento tenía que terminar. 



domingo, 14 de octubre de 2012

"Tengo muchas cosas que contarte"

Ese estridente ruido que tienes por alarma te despierta y tardas un segundo en asimilar tu presente, te llega, postpones el despertador y sigues un rato mirando al techo, ordenando pensamientos o quizá sentado mirando inmóvil a la nada. Vuelve a sonar y ésta vez lo apagas, te levantas, te aseas, te arreglas, desayunas lo de siempre y vas a la universidad, pasas aproximadamente cuatro horas escuchando a personas que también han sido despertadas por estridentes alarmas y han seguido el mismo proceso y te vas a comer. Pasas el 60 % del día en el transporte público. Estás un tiempo en casa, organizas cosas, te vas a trabajar y a entrenar. Luego llegas a casa con el cansancio apoderado de tu cuerpo, a las tantas de la noche, revisas cosas pendientes te acuestas demasiado tarde y al día siguiente se repite el proceso con ciertas variaciones que no son más que consecuencias de la vida del resto de la humanidad en el espacio tiempo.
Al final te das cuenta de que tu día a día se ha convertido en el día de la marmota.