domingo, 14 de octubre de 2012

"Tengo muchas cosas que contarte"

Ese estridente ruido que tienes por alarma te despierta y tardas un segundo en asimilar tu presente, te llega, postpones el despertador y sigues un rato mirando al techo, ordenando pensamientos o quizá sentado mirando inmóvil a la nada. Vuelve a sonar y ésta vez lo apagas, te levantas, te aseas, te arreglas, desayunas lo de siempre y vas a la universidad, pasas aproximadamente cuatro horas escuchando a personas que también han sido despertadas por estridentes alarmas y han seguido el mismo proceso y te vas a comer. Pasas el 60 % del día en el transporte público. Estás un tiempo en casa, organizas cosas, te vas a trabajar y a entrenar. Luego llegas a casa con el cansancio apoderado de tu cuerpo, a las tantas de la noche, revisas cosas pendientes te acuestas demasiado tarde y al día siguiente se repite el proceso con ciertas variaciones que no son más que consecuencias de la vida del resto de la humanidad en el espacio tiempo.
Al final te das cuenta de que tu día a día se ha convertido en el día de la marmota. 




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