domingo, 31 de agosto de 2014

Jaque

A veces aun te veo ahí en frente de mi ventana, en plena calle, en el pasado. Otros, antes y después han estado en ese lugar, pero yo te veo a ti. Mirándome, siendo uno que un día creí conocer. Y hoy, aunque espejismo, aun vuelves. Te enterré del todo durante bastante tiempo, pero como con un especial don te desenvuelves de las arenas movedizas del olvido y te reconectas más intenso que nunca. Me pregunto qué pretendo y qué pretendes acampado en ese plano atemporal y voluntario en el que te recreo ultimamente. Y mientras me aborda la cuestión tú me observas siendo tú, o lo que yo recuerdo que tú eras. Porque los recuerdos aunque sinceros estan preñados de mentiras, de convicciones y piedad para potabilizarlos a un presente que pretende asumirlos y saborearlos pese a su naturaleza, inevitablemente, muerta. Escribir esto supone un acto de cobardía, supone agarrarme a una idea no solo irreal sino sencillamente infantil. El hecho de reconstruir o reinventar este sentimiento es síntoma de un retroceso evolutivo hacia lo que podría denominar la realización de mi plenitud. Pero ahí estás y no desapareces, ni yo, en el fondo, quiero que lo hagas. Ahí te quedas y yo te miro de reojo y te lo digo todo, como siempre, en silencio.



jueves, 28 de agosto de 2014

Nudos.

Me observas con esos ojos felinos y algo dentro de mi pecho se deshace suavemente. Yo te clavo la mirada en los labios, que palpitan desde tu boca de cereza, como insinuando... es aquí, justo aquí. Y te acercas declarándome guerra, con ese cuerpo de pecado capital. Diosa. Tus mechones de seda me rozan la cara y el olor de tus primaveras me llena los pulmones al recorrerte la clavícula a besos. Levanto la vista y como señalando la respuesta, tu dedo indice acaricia mi nariz y baja hasta que mis dientes lo atrapan. Ríes y te agarro de la cintura, casi con vértigo de lo alto que nos elevamos. Nos mecemos homenajeando a las olas, de un lado a otro, secando el pegamento de atracción que hace que ya no nos podamos separar. Me das la vuelta y mordiéndome la cremallera del vestido la haces descender como un tren de alta velocidad hasta mi culo. Separas los tirantes de mi vestido de los hombros con delicadeza, arañando mis brazos, quitándome la prenda, que cae al suelo sin demora. 

Se acabó la tregua, esa era mi bandera blanca y ahora quiero lucharte cuerpo a cuerpo y que me dejes derrotada como sólo tú sabes hacerlo. 



martes, 12 de agosto de 2014

Fuera del camino.


Torbellinos y tormentas, huracanes y tempestades que te llevan de aquí para allá que te pierden y te sacan de tu verdad. Mirando al frente con el viento en la cara afrontas el temporal y sigues hacia adelante, siendo empujado y retrocediendo tres de cada dos pasos que das. Ya no es de día ni de noche, simplemente ya no es. El sol y la luna te han abandonado. Las cosas se deshacen, los pies queman y no sientes las manos. Como un agujero negro tu mente se come todos los pensamientos. Y te mueves y te mueves y no puedes parar, como cuando una ola grande te atrapa. Tragas y la realidad es más rápida que tu capacidad para asimilarla.




sábado, 2 de agosto de 2014

Tur(k)ismo en casa.

Cuando ya tenía las esperanzas a cero y veía que se me desmoronaban los planes me ha pasado algo bastante curioso. Estaba en la parada del escorial esperando al autobús y de repente veo a un grupo bastante grande de gente joven. Normalmente en esa parada solo hay un par de personas y una bola de esas del desierto. Extrañada intento adivinar que idioma hablaban ¿serán franceses? me pregunto a mi misma. Cuando llega el autobús el conductor les empieza a poner ciertas pegas y claro entre alguien de Castilla profunda y un extranjero sólo hay tópicos en común. Así que uno de los chicos, bastante apuesto, por cierto, me mira y me pregunta en un inglés suficiente si les puedo traducir. Eran turcos. Y yo encantada claro, me acerco al conductor que me observa con la ceja levantada mi pelo rubio solar y me dice "¿tú me entiendes?" a lo que afirmo inmediatamente. Me pide que les explique que no hay sitio en el autobús pero que el siguiente llega en seguida. Y tras un par de reflexiones y sin nada que perder le explico la situación a la que parecía ir al mando y me quedo con ellos. Al subir al segundo no nos encontramos ningún problema. Yo me siento y a mi lado se sienta la mujer. Empezamos a hablar y me dice que es una profesora que está de campamento con los chavales, con otro profesor que es su hermano y que van a visitar Madrid. Empezamos a hablar y la magia surge sola. Ella encantadora y los chicos atentos por si cogen algo de nuestra conversación. Les pregunto a dónde van exactamente y me cuentan que están acampados en San Lorenzo pero que no saben a donde van, simplemente a visitar Madrid. Claro mi cara es espectacular. De repente uno de los chicos le pregunta a la profesora algo en su idioma y luego ella me dice que si quiero acompañarles. Mi idea en ese momento, dado que se me había chafado el plan por una serie de catastróficas desdichas era volver a casa y pensar de más. Así que reflexiono un momento y les digo que si, que voy con ellos. Y no solo eso, me animo y les ofrezco ser su guía por Madrid. Ellos alucinan y me agradecen mucho el ofrecimiento. Nos contamos algunas cosas de nuestros respectivos países y yo comienzo a pensar un recorrido en mi cabeza. Al entrar en la estación de Moncloa uno de los chicos saca la cámara y veo que graba el túnel. Intento no reírme, supongo que yo haré lo mismo con otras cosas en el extranjero y nadie lo entenderá. Llegamos a la estación y vamos a la entrada del metro. Allí les explico que nos dirigimos al centro de la ciudad y les cuento una manera más barata de viajar que pagando billete a billete. Para sumar fiabilidad a las cuentas saco mi cuaderno de dibujo y esquematizo los precios. Casi elevando el tono, como hacemos los españoles cuando sentimos que no nos entienden les digo que comprando dos bonos de diez viajes y cuatro billetes normales ahorran bastante. Reunen el dinero y pagamos los tickets. Les represento la manera de entrar con su billete y una vez pillan el tranquillo al asunto entro yo con mi abono transportes. En ese momento paro y reflexiono. Me pregunto a mi misma qué estoy haciendo pero mi yo interior esboza una gran sonrisa como diciendo "¿Qué más da? Lo estás haciendo bien". Y una vez han entrado todos les dirijo a sol. Allí todo son fotos y caras de curiosidad. Sinceramente es realmente precioso ver a alguien disfrutar de manera tan sencilla. Rápidamente nos abordan los muñecos de la plaza y yo les advierto desde la lejanía que son extranjeros y que no van a pagar nada basicamente porque no les van a entender. Aun así los vendedores insisten. Y claro, mis queridos turcos, se toman fotos gratis, cosa que me parece bien porque yo les he advertido a los otros. Tras esta escena intento explicar como puedo lo que es el Km 0 y les llevo sin falta al oso y el madroño. Donde nos tomamos todos una foto en la que insisten que no puedo faltar. Al terminar vamos camino de la plaza mayor, donde también doy pinceladas de la historia madrileña y les hablo de los calamares y la navidad. Es increíble lo mucho que te das cuenta de lo poco que aprecias tu entorno cuando vas con gente de otros países. En la plaza algunos se acercan a preguntar a un restaurante cuanto cuesta una botella de agua. Y claro el camarero con cara de poker y perfecto inglés de curriculum en crisis les cuenta todo como entonando un eslogan. Yo les aparto. Me confiesan que les parece todo un poco claro yles recuerdo que son extranjeros por lo que todo lo que hagan desde su papel va a ser triplicado económicamente. Así pues nos dirigimos al primer supermercado que vemos donde las botellas les salen a cuarenta céntimos como mucho. Insisten en comprarme una pero no se lo permito, por muy adorables que sean yo no tenía sed y me parecía abusar. Bajando por la calle mayor pasamos por la casa donde literalmente según la placa de la fachada "vivió y murió P. Calderón de la Barca". Ese es el momento en el que yo trato de traducir que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son y me siento ridícula y concluyo diciendo que fue un escritor muy importante y esa era su casa. Seguimos y llegamos a una plaza que reconozco que era la primera vez que veía y tras sus preguntas me fijo en las placas disimuladamente intentando no parecer una paleta. Continuamos calle abajo y por el camino nos encontramos a un cura de los de alzacuellos visible con el que se empiezan a tomar fotos. Esa ha sido una de las escenas más graciosas que he visto en todo el año. Tras esto llegamos a La Almudena en la que les insisto en entrar ya que es bastante bonita. Yo me quedo fuera pero les aviso que no me voy a ir, que no se preocupen. Simplemente necesitaba parar un momento. Al salir se sientan un rato. Me he dado cuenta de que quizá mi paso es demasiado rápido y me propongo suavizar. Si el turismo es rápido no se disfruta igual. Me pongo a hablar con las chicas y les pido que me digan alguna expresión típica de allí. Al no entenderme del todo me hablan de un sitio que no puedo perderme si voy a su país y les pregunto como se dice simplemente hola. Me explican y yo repito preguntando si mi acento es bueno a lo que ellas afirman y elogian. Seguimos caminando y pasamos por el palacio real. Les cuento detalles y nos tomamos algunas fotos. Casualmente yo también llevaba mi cámara lo cual ha sido productivo. A lo largo de nuestro recorrido me han insistido unas trece veces en llevarme la maleta (porque a todo esto yo llevaba una bolsa enorme encima como buena precavida que soy) y yo insistiendo en que podía hacerlo sola. Constantemente me repetían "you are an angel Sara" y yo sonriendo como boba preguntándome por dentro quien se estaba divirtiendo más si ellos o yo disfrutando de esa experiencia tan extravagantemente enriquecedora. Una vez llegamos a plaza de España. Allí he aprendido a decir Don Quijote en turco que es bastante parecido, pero del pobre sancho nadie tenía idea. Me preguntan que por donde queda la estación en cuestión de distancia y les explico que podemos ir a pie. A ellos les parece bien y continuamos charlando y caminando. Al llegar a la plaza de los cubos quedan embaucados por el nuevo Tacobell que han colocado en la esquina. Dudan entre éste y otro sitio de comida picante que está justo al lado y mi respuesta es inminente. Ta-co-bell. Y claro, resulta que en Turquía se cena a las siete. Por lo que hacen dos grupos y unos cuantos se quedan allí y otros van al Burguer King. En el burguer me bombardean a preguntas sobre si la carne es de cerdo o de vacuno y yo hablo con el dependiente que me dice exactamente cuales van en contra de su religión. Les cuento el percal y piden su comida. La profesora se acerca a mi y me pide que le diga lo que quiero tomar. Vuelvo a negarme y tras lo que, casi sin exagerar a penas, son unas mil insistencias acepto y busco el pedido más barato que encuentro en el escaparate. Aun con todo me da cargo de conciencia. Lo tomamos en la terraza y al terminar ella me pide que le preste mi cuaderno de dibujo. Allí me apunta su teléfono, su dirección de facebook, su ciudad y me escribe en una nota uno de los mensajes más bonitos que me han dicho en muchos años, que termina diciendo "Love from Turkey". Me emociono en exceso, pero por dentro y mis ojos se achinan al tiempo que mis labios se amplían. Hoy debo haber trabajado mucho mis arrugas porque no he parado de sonreír en toda la tarde y me encanta. Al devolverme el cuaderno me dice que estoy invitada a su país cuando quiera y que me acogerá por completo. Terminamos de, lo que para ellos es "cenar" y nos dirigimos a Moncloa. Por la calle ellos cruzan temerariamente absolutamente cuando quieren y me cuentan que allí los semáforos son inútiles y que la gente atraviesa las calles a su antojo. Yo me río y les digo que esto es Madrid y que si quieren pueden hacerlo, pero igual no les sale del todo bien. Aun así, en un afán de adaptación total, les acompaño cruzando en rojo y me siento la más mala del lugar, me podrían haber atropellado pero me he sentido más turca que nunca. Continuamos andando y yo les hago más preguntas. ¿Algo típico de Turquía? El kebab, me contestan riendo casi a carcajadas. Yo me río también y me pregunto si será un chiste, si se pensarán que no voy a entender otra cosa o si será sabrosamente cierto que lo que para mi es un recurso de ultima hora a la vuelta de una buena fiesta es lo más típico de su país. Me limito a sonrerir, sea como sea me transmiten buen rollo. Llegamos a un plano de metro al lado de la boca de Ventura Rodriguez y les cuento donde estamos y lo que queda para su estación. Ven que no es nada y continuamos. Pronto llegamos al ejercito del aire y se sientan a pie de escaleras. Les tomo un par de fotos de grupo más y me dicen que si quiero ya puedo marchar. Pero resulta que uno de los chicos había olvidado sus gafas en el taco y tiene que volver. Le ofrezco ir en su lugar y me dice que no hace falta. Vuelven él y un amigo y me quedo esperando con el grupo, una vez todos reunidos les llevo justo a su parada. Metiéndoles un poco de prisa, ya que en cinco minutos su autobús salía. Y para unos autobuses puntuales que tenemos en Madrid no iba a permitir que lo perdieran y tuvieran que esperar 45 minutos al siguiente. A punto de subir se despiden de mi, intercalando besos y abrazos. Es curioso, dan los besos en distinto orden. Al ver que no me daba tiempo a veinticuatro abrazos les pido uno general y ellos me lo dan con efusividad, les gusta, se ve en sus caras. Tras miles de agradecimientos y repetirme el mensaje una ultima vez de que era un "ángel del cielo" les veo subir al autobús de vuelta. Me aseguro de que no vuelve a haber ningún problema y desaparezco entre la gente. 

Love from Madrid

Me siento completamente realizada. No me considero un ángel, pero cuando me he ido lo primero que he pensado ha sido que mi vocación es ayudar a las personas. No sé porqué lo he hecho, no sé porqué la vida me ha puesto a éstas bellas personas en el camino pero sé que lo necesitaba. Hoy necesitaba creer en algo y lo he hecho. Y tras el profundo dolor que me supuso aceptar que hay gente mala por naturaleza también he descubierto que se puede ser bueno porque sí y es maravilloso. Hacerle la vida más fácil o agradable a los demás es absolutamente reconfortante. Estoy segura de que hay más gente en el mundo que piensa de esta manera, que actúan igual y los voy a encontrar. Doy gracias por éste día.




Menos gente difícil y más gente con corazón.