Se trata de no hacer ninguna animalada.
jueves, 17 de octubre de 2013
Con un par, de decisiones.
Hay momentos en la vida que hay que tomar decisiones duras, es una realidad. Cuando nuestro cuerpo o corazón (en el sentido más emocional de la palabra) grita no se puede uno tapar los oídos, ni mirar a otro lado. Es difícil luchar contra una manera de pensar, una manera de ser, una manera de sentir, una creencia, pero para hacer las cosas bien y sin peligro hay que reflexionar, echar tiempo, ser valientes. Llevo mucho tiempo empleando una fuerza inmensa de voluntad y para defender lo que soy, pero me estoy quedando profundamente débil. Y es cierto que más vale maña que fuerza y que la paciencia es la madre de la ciencia porque lo que siento ahora mismo es que tengo que frenar paulatinamente y descansar, coger fuerzas y crear una estrategia, documentarme, conocerme y solidificar ese fin para llevarlo a cabo con responsabilidad, coherencia y respeto a mi persona, por mucho que me duela esa ruptura mental de lo interiorizado. Pero sé que no es un fracaso, yo soy consciente de como soy y como pienso y lo que tenía que demostrar ya me lo he demostrado. Y no es un final es un principio de madurez y un camino hasta el éxito de mi propósito.
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