lunes, 17 de marzo de 2014

Tarde.

Algún día encenderás la televisión y me verás ahí mirándote fijamente mientras hablo de cualquier cosa relevante. Como antes, pero ajena, extraña, perdida. Fuera de ti, de tu alcance. Ya habrán pasado años y dentro de ti habrá algo que rozará el callo que hoy día, presente pasado de ese futuro no muy lejano, endurece. No vamos a rizar más tus rizos. Aun así en las entrañas sigue latiendo cada pregunta.

Hoy una mirada es la primera piedra y una palabra es un bombardeo.

Algún día cruzaré una calle, saldré del agua cristalina de una de las mejores playas o compraré un billete de tren con tu destino, te veré y te estamparás contra mi rutina. Mi atención se descompondrá a la par que mi estómago en el que empezarán a bailar las abejas que bailan cuando el pánico pisa la sala.

Y entonces entenderemos y lamentaremos todo.






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