Ayer llegó. No traía remite pero yo sé de donde vino. Ayer, tras, lo que a mi parecer fueron siglos de espera y conflicto bélico de interior llegó a mis manos. Y en ese instante pude sentir como cada gota y cada grito valieron la pena. Pude sentir el exilio de la desesperanza palpitando en mi carne, el aire curando mis pulmones. Ayer renací y se reinstauró la realidad. Casi parecía que nunca hubiera sentido nada antes. Ayer las cosas se envolvieron solas con papel de regalo y cada paso que daba debajaba la huella de una nota musical. Ayer de repente fue futuro.
Ayer llegó y yo no me fui, me quedé.
Ayer llegó y se quedó conmigo.
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