martes, 31 de julio de 2012

Y respirar.

Las ruedas ya han empezado a girar y yo marcho ya a mi querido sur de España a encontrarme con el sol, la gracia y la paz. Marcho, enciendo la música y apago el estrés y como dice la canción “ahí me voy otra vez, ahí te dejo Madrid”. Es tiempo de reflexionar.
El otro día estuve en uno de los conciertos más increíbles que he tenido la suerte de presenciar en mi vida, era de Marwan, un gran cantautor del momento y uno de mis favoritos. El caso es que hizo un comentario, explicando una de sus canciones, acerca de que los artistas viven de sus bajones, de sus momentos de tristeza. Decía que un bajón de artista dura aproximadamente unos cinco meses, me hacía gracia porque decía que de ahí había sacado sus mejores temas, sus mejores canciones y es cierto, yo cuando estoy tristona me inspiro como nadie y dejo que por mis dedos fluya toda mi frustración y el dolor irrefrenable convirtiéndolo en algo curativo o por lo menos ordenado y des-ahogante. Suelo escribir y me siento mejor, creo que alguna vez ya lo he comentado.
Ahora la verdad es que me encuentro bien, últimamente he tenido varios bajones, mezcla de las circunstancias y mis errores. Así que una vez más huyo, la verdad es que no lo he planeado, la mayoría de veces no planeo mis huidas, simplemente no puedo más y me voy. Esta vez a modo de viaje familiar viajo a la desconexión de este mundo inundado por la globalización. Es como darme un tiempo con Madrid, sé que no voy a cortar definitivamente, pero sé que necesito alejarme. Es todo una gran metáfora, está todo relacionado. Lo bueno de éste viaje es que no lo asumí hasta ayer por la noche, simplemente no lo pensé, es decir, no llevo ninguna expectativa como equipaje de mano. Voy completamente a la deriva, a ver que pasa. Las mejores cosas no se planean, las mejores noches son aquellas en las que empiezas sin ganas y terminas con un millón de anécdotas.

Así que ya veremos que sorpresas esconde la costa.

1 comentario: