Los labios de Carlota están sellados. Ese rojo cereza no pronunciará nunca más aquel nombre que tantas veces antes ha gritado. Y es que es mejor que las cosas terminen si es ese el precio que hay que pagar a ojos de una sociedad para que sigan adelante en la clandestinidad.
Unas medias rotas, dos caras, una noche, una carta y un plan. No ha sido fácil, ha sido muchísimo más que eso, ha sido brillante. El paso de las lunas hará sus secretos realidad.
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