domingo, 10 de marzo de 2013

Sin prisa pero sin pausa.

Así, breve, conciso. Concentrado todo en un ratito que me alimenta el resto del tiempo hasta la siguiente. Así, paraiso fugaz, tuyo, nuestro y mio, que así lo quiero. Por más que me pese en el entretiempo que toca ahora. Nos vale un cubículo, un retal, una pequeña barca, para surcarnos, el uno al otro, mares de pasión en los que nos mecemos. ¿Cómo expresar todo esto? ¿Cómo transmitir clandestino sentimiento a ti y al mundo en silencio? Mi cara grita, grita y no es mi garganta quien proyecta, son mis labios amplios, el brillo de mis ojos, mi actitud ante el día a día quien grita, grita mi cara y mi corazón acelerado con sonrisas que se me escapan, ante todo, inevitables. Eres tú. Tú has sido desde el mismísimo principio en el que en mi ha quedado un pequeño destello de esperanza, tú el motivo, el medio y el fin. Casi se había apagado y deslumbrante tú, ahora, lo veo todo claro.
Estoy en silencio, embriagada de palabras y sentimientos que necesito sacar, explotarle al mundo y te escribo. Siento profunda pena por el resto del universo que no te ha conocido que no te ha encontrado como yo. Siento pena por esa totalidad tan incompleta que no tiene nada, o quizá lo crea tener todo y ni si quiera se acercan a ello. Esto es todo lo que espero, de la vida, de la humanidad, de la incertidumbre, esto es lo que me mueve, me excita, me relaja, me quita de esa muerte en vida. Esto.





Desvísteme rápido que quiero ir con calma y cuando me tenga que ir, vísteme despacio que tendré prisa pero sabes que no quiero dejarte.



No hay comentarios:

Publicar un comentario