jueves, 23 de agosto de 2012

Coge aire.

Cierras los ojos un instante, el tiempo se ralentiza. Vuelves a abrirlos y la bala ya alcanza el cielo. Tu cuerpo ya lo ha asumido, solo falta que tu cabeza deje de pensar en todo ese ruido externo y se centre en romper el viento. Empiezas a volar a ras de asfalto. Da igual el inicio, dan igual los alrededores, lo importante es la meta. Y todo va muy deprisa, tanto como te permites. Llevas haciendo amagos de éste momento mucho tiempo, pero hoy es el gran día. Hoy es real. El resto de la humanidad se convierte en nada. Eres tú, tú y tu camino. Veloz, veloz, casi alcanzas al futuro. Las dudas te gritan. Nada de lo que hagas lo aprobarán todos. Y sigues. Las partes de ti han dejado de estar por separado, eres uno y continuas. De pronto un muro. Una montaña. Una roca. Una sola palabra. Sigues. Casi te caes de la impotencia pero no paras. Te adelantan los acontecimientos pero tú simplemente aprietas un poco. Y se te cruzan pensamientos, pero los apartas con cada zancada. Y te invade el dolor, el miedo hasta donde puedes llegar. Pero no vas a parar. Porque lo sabes. Porque tienes que hacerlo. Porque eres fuerte y sólo tú lo sabes realmente. Y ahí, en ese momento, en ese kilómetro, estás mas lleno y acompañado que en cualquier otro de tu vida. Estás tú. Estás contigo. Eres enorme. Y sigues y se empieza a despejar todo a tu al rededor. Cada vez cuesta menos. Eres más grande y el camino más corto. Vas terminando. Pero no frenas. Aumentas la velocidad de tu poder. Sigues y llegas. Arrasas. Ya no hay un principio y ni mucho menos un final. Ya no hay nada. Ahora está todo. Todo dentro de ti.




"Altera el orden establecido y el mundo se volverá un caos"

2 comentarios:

  1. Wow...casi estamos en el mismo kilómetro ;) Nos queda poco para ser libre de nuestra propia celda.

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  2. Como todo lo que escribes, me encanta.

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